jueves, 21 de febrero de 2008

INMAGO


Inmago Talesmaker era un joven de quince años, de apariencia débil, era mucho más bajo que los demás y era en extremo delgado. Contador de historias por tradición al igual que su padre. Todos en su familia habían sido privilegiados con el talento de narrar cuentos. Fue con la muerte de su padre que Inmago se juró a si mismo ser el mejor contador de cuentos de todos los tiempos.

Como todo niño de su edad ya iba al colegio. Inmago era tímido y callado, pese a ello ya tenía algunos amigos en su clase, pero también como todo joven de su edad tenía personas no tan “amigos” que siempre se burlaban de él y le gastaban muchas bromas por su forma de ser y su aspecto físico. Pero claro también como todo joven de su edad tenía siempre una chica linda por quien suspirar de lejos.

Una tarde durante la clase de gimnasia todos los niños practicaban el juego de disco. Habían formado dos grandes equipos con todos los integrantes de la clase. Pero nuestro Inmago observaba desde las gradas. A él nadie lo había escogido, él permanecía ahí, solo, esperando que uno de los jugadores se lastimara para que él pudiera entrar. Y al parecer tanto era su deseo que finalmente fue eso lo que ocurrió. Un muchacho dio una mala pisada y se torció el tobillo. Su equipo no podía continuar el juego si no encontraban a un jugador sustituto, es mas podían perder el juego si no estaban completos.

El único que estaba por ahí era Inmago y el equipo no tuvo más remedio que hacerlo jugar. Inmago estaba muy contento, al pisar el campo, su corazón palpitaba de emoción. Todos lo miraban con desconfianza pero él no paraba de sonreír.

Todos no cesaban de reír. El rostro de Inmago tenía impregnado la marca del disco en su faz que permanecía rojo por el golpe y un hilo de sangre corría por su frente. Pero para sorpresa de todos, Inmago se puso en pie, retomó el disco y se dirigió hacia la portería contraria a toda velocidad. Nadie podía creer que aquel muchachito tan delgado hubiese soportado semejante golpe, más aún que tuviera tanta destreza. Burlaba uno a uno sus rivales y nada mas bastaba verlo correr para comprender que su único destino era la meta contraria, en sus ojos no existía nada más.

Su determinación era tan firme, que ni aún los jugadores más grandes pudieron detenerlo interponiendo sus pesados cuerpos contra él.

Inmago corría como una gacela a una velocidad impresionante. Nadie lo podía alcanzar. Finalmente quedó a escasos metros de la meta, en cuanto la traspasara le daría el punto de la victoria a su equipo y todos lo aclamarían. Pero sorpresivamente un contrincante aparece y lo derriba por detrás, haciéndolo volar para luego estrellarse en el césped. El profesor marcó la falta.

En casos como este se cobra un lanzamiento libre, obviamente a nadie se le cruzó siquiera por la mente que Inmago lo pudiera cobrar. Fue el líder del equipo quien tomó el disco y se alistó para ejecutar el tiro. Inmago caminó cabizbajo de regreso a las gradas, entonces el profesor lo observó, se conmovió y le pidió al equipo que permitieran que Inmago lo lance. El equipo protestó y se negó rotundamente pero ya era tarde, el profesor había tomado una decisión: Inmago lanzaría.

Para entonces, en las tribunas se encontraba Dafne, una chica de cabellos largos y oscuros, la causante de los suspiros y desvelos del tímido y callado Inmago.

Él se percató de su presencia en las gradas y se puso muy nervioso. Tan nervioso que simplemente atinó a cerrar sus ojos y lanzó a cualquier lado. El disco no pudo traspasar la meta, todas las miradas se volcaron contra Inmago. El pequeño muchacho casi podía sentir como cada una de ellas lo calcinaba con un fuego provocado por la ira.

El contragolpe del equipo adversario no se hizo esperar y como la mayoría de los jugadores contrarios se hallaba en el área opuesta fue muy fácil anotarles. Esto marcó el final del encuentro y la perdida del equipo de Inmago. Todos lo abuchearon y se acercaban a el para darle una tremenda paliza, pero el entrenador los llamó así que no hubo tiempo para eso.

Pero aún así los abucheos y las palabras de reproches habían lastimado los sentimientos de Inmago, quien se retiró muy triste y desanimado. Se sentía
derrotado consigo mismo, ya que no era la primera vez en la que él terminaba arruinado todo: era por él que siempre otros tenían que perder, era por él que los demás siempre tenían tarea extra, era él quien siempre arruinaba la diversión como si todo lo que tocara lo destruyera.
Entonces mientras caminaba desconsolado a casa pudo escuchar una voz muy suave que le decía:

-Estuviste muy bien hoy día, ¿Sabes?, no tenía ni idea que jugaras tan bien- se trataba de Dafne quien le había dado rápidamente el alcance.

Inmago se puso rojo y muy nervioso, no se le ocurría nada que decirle, su cuerpo entero era un mar de nervios.

La chica se acerco hasta él y continúo hablándole.

-¿Y dónde aprendiste a esquivar de esa manera?

Inmago intentó responderle pero solo atinaba a balbucear y no conseguía decir algo que siquiera sonara coherente, aún así la joven sonrió, un segundo después las amigas de ella la llamaban diciéndole que se les hacia tarde y Dafne dejó a Inmago no sin antes regalarle una nueva sonrisa tan encantadora como la primera.

Eso alegró mucho al corazón de Inmago pero esa alegría no tardó en volverse tristeza al escuchar a lo lejos los comentarios de las amigas de Dafne que decían:

-¿Estás loca? Que hacías con ese tonto...es muy torpe aparte de feo... porque lo buscaste...es muy raro siempre para solo... definitivamente un perdedor....

Inmago dio media vuelta bruscamente, estaba muy triste, corrió y corrió frenéticamente sin destino fijo, corrió tan rápido que no alcanzó a oír la respuesta de Dafne a sus amigas:

-No se... a mi me parece lindo, tiene una inocencia....que no se explicar...eso lo hace especial...

Y es que a veces cuando estamos muy heridos solo escuchamos lo negativo de lo que nos dicen y lo asumimos como cierto y nos olvidamos de escuchar el resto, la otra parte, lo bueno de nosotros y lo que quizás si es verdadero.

martes, 19 de febrero de 2008

EL AMOR TRUNCADO O LA HISTORIA DE ÉL Y ELLA


Él, es un joven soñador,
cuenta cuentos a la vida
para ver si logra hacer a esta reír,
quince años en este mundo
le ensañaron a sufrir
pese a ello cada día
él pretende escribir,
una tonada como a sueños y esperanza
una melodía que traiga nuevos cantos y alegría,
por las tardes se la pasa dibujando
fantasías que a su cabeza alivian,
él no las calla, no las guarda
pues toda la magia de sus días
él la comparte
con aquellos que mueren de tristeza

Ella, es la princesa de los talentos y la sabiduría,
cosa graciosa es que ella no lo sabe,
ignora el propósito de su existencia
y de la importancia de su estadía en este mundo,
pocas veces sonríe, es más bien una princesa triste,
pese a ello no se resigna, no permanece simplemente llorando
se pelea con la vida cada vez que se levanta
pero siempre las fuerzas le resultan escasas.
Escribe poesía para entenderse ella misma
y se embriaga con estrellas para adormecer su mente,
ciertamente es sensible y como ella nadie encanta.

Él canta versos para el cielo,
crea encantos con ternura,
él sabe consolar a quienes estén tristes
sabe motivar a los cansados.
Y es que él es especial
pues tiene un corazón enamorado,
enamorado de la vida y de su riqueza
siendo pobre él se considera
el hombre más rico de esta tierra

Ella llora sin consuelo
malos hombres encontró en su vida,
cada vez pierde un poco más la esperanza,
ya no canta ya no sueña
siente que su lucecita se apaga
que tiene un fuegecilllo que todo el mundo sopla,
resignada simplemente anda
sin ilusiones y sin metas avanza.

Una noche sigilosa se conocieron
y fue hermoso por un tiempo,
más aquel hombre bueno
no pertenecía a este mundo,
siempre lo que es bueno
mora usualmente en el cielo,
él partió y ella se quedó sola,
enojada, rencorosa
pero hay algo cierto en esta historia
agua y fuego no se unen nunca
y no hay humano que salva,
él no pudo rescatarla de nada
más en su cielo si hay lugar para ella.


.´)(`•[ Íñmâgó Tâ£èšmâkèr ]•´)(`.¸

En la cima de los pensamientos
las figuras grises conversan
narrando viejas historias de batallas
al pasado alimentan

Cuentan la historia de un mago
Y de un guerrero elegido,
de un héroe hacedor de historias
y de un cuenta cuentos
que paseaba por la noche en soledad

De los amores truncos de una princesa sensible
Y de los poemas de su mago cuentista,
Relatan la historia de una sombra
cazadora de almas y de un arcángel celoso,
cuentan que para cambiar una estrella
se precisan 13 monedas

Todas las historias pasadas, se empozan ahora en su mente,
en el pensamiento de un solo hombre
y es que el antes era artista, errante y trovador
y sus memorias siempre lo aquejan
mostrándole figuras desde su interior

Un adversario carcajea al contemplar
como el último santo de esta tierra
sufre y llora con pesar
pero en el instante menos pensado
el se levantará, para continuar con sus proezas
y para volver a soñar en los últimos tiempos de esta vida
con firmaza y determinación la victoria alcanzará.

jueves, 14 de febrero de 2008


.´)(`•[ Íñmâgó Tâ£èšmâkèr ]•´)(`.¸

.´)(`•[El Gèneral Kâisèr ]•´)(`.¸

KÁISER: ÁNGEL DE LA MUERTE


-He visto la noche llegar y con ella aquel horrible ser, encubierto en su oscuro manto se confunde entre las sombras, su rostro es blanco, sus cabellos rubios y largos, sus ojos rojos, siempre brillantes siempre al asecho de sus presas, como cuervo de la noche, su manto es la oscuridad, su fortaleza el odio y su motivación la venganza. Ciertamente su semblante es hermoso como si fuese una criatura de luz pero en su corazón solo moran las tinieblas. No conoce la piedad, no se detiene ante las súplicas, nunca se conmueve, jamás llora. Desde el principio de sus día caza almas, atormenta vidas, se regocija con el sufrimiento, es por ello que continua torturando, encuentra algún placer maléfico en hacer daño en las personas. Muy probablemente porque el también no es feliz con tan perverso trabajo al que fue asignado. Pero no se rehúsa a él, ha aprendido a aceptarlo, inclusive a saborear cada lamento antes del trágico e inevitable final. El ángel de la muerte se hace llamar y nadie escapa de su sentencia o del filo de su espada centellante, la dureza de su mano es implacable y los alaridos de terror retumban a su paso.

Tú conoces mi dolor y el sufrimiento que él me ha provocado, no es ajeno a ti por que tú también lo has sentido, has sido víctima en carne propia de su crueldad. Es por ello que debes ayudarme, únete a mi Kaiane, juntos podremos combatirlo, solo el poder conjunto de ambos podría derrotarlo. Porque aunque se piense lo contrario, él si tiene un punto débil, me ha tomada una vida el descubrirlo pero por fin lo he encontrado, ahora es el tiempo preciso para atacarle, ahora cuando no lo advierte.

Únete a mí, y juntos pondremos fin a todas sus maldades, solo tú comprendes mi sentir, porque eres parte de mí. Te siento aquí adentro. Es por eso que solo en ti confío y solo contigo cuento para enfrentar a este demonio.

-Nigen no puedo hacerlo, él es mi hermano…

-Pese a esto a dedicado su vida a mortificar tu vida, el disfruta con tu sufrimiento, se regocija con tu dolor, es preciso que te unas a mí

-Nigen, yo…

-No hay lugar para dudas Kaiane, ha llegado el momento, esta es la hora en que debemos atacarle, el no se lo espera…morirá en nuestras manos…te lo prometo…

-¿En tus manos, mortal insignifícate? Ya quisieras, muchos han soñado con mi destrucción y ninguno lo ha conseguido. Como ves siempre estoy un paso delante de ti, puedo prever tus insulsos planes.



Nigen se espantó, la sola presencia de Káiser inspiraba terror, la mirada de Kaiane se lleno de pánico.

-Heme aquí, mi malagradecido esclavo…no estabas deseando verme para atacarme pues ahora tienes una oportunidad, tú también ven ingrata hermana, ven y contempla como despedazo a tu amado

-No soy tu esclavo tuyo y nada tengo que agradecerte, solo has traído sufrimiento a mi vida; arrasaste mi pueblo, mataste a mis padres y a mis amigos, me dejaste sin hogar y me destinaste a vivir una vida solo…pero eso hoy día cambiará…porque arrancaré tu maldad de este mundo, no volverás a destruir la vida a nadie más…

Nigen juntó valor y se fortaleció así mismo recordando que aquel monstruo frente a el no era invencible. Nigen corrió, tomó impulso y dio un gran salto extendió sus brazos y de un extraño artefacto que colgaba de su espalda se libraron un par de alas mecánicas. Alzó el vuelo para encontrase con su temido rival.

-Necio, realmente crees que pudes detenerme, yo soy invencible, yo soy eterno, desde el principio de los días yo ya existía, cuando se creo la vida se estableció también la muerte y nací yo, la vida no tendría sentido en este mundo si no fuera por la muerte, ¿Y tú, insignificante mortal, pretendes romper con este lazo perpetuo?
El balance entre el bien y el mal es equilibrado gracias a mí, la vida es inherente a la muerte, por tanto para que halla vida en este mundo yo no debo morir, eso me convierte en inmortal.

-Lo que tú representas para mi es simplemente maldad y he de acabar con ella de raíz, no me importan las consecuencias

De las alas mecánicas escaparan innumerables dagas las cuales atacaron a Káiser, ágilmente el ángel logró esquivarlas todas.

-Tus insignificantes armas no conseguirían lastimarme, ven a mi esclavo, póstrate frente a tu amo y perdonaré tu vida

-¡Yo no soy tu esclavo!- arremetió contra Káiser al mismo tiempo que libraba nuevamente sus armas, súbitamente un escudo de energía lo protege de su ataque. De una de las manos de Káiser sale una esfera de energía que golpea a Nigen y este cae y se estrella contra el suelo.

-Tus esfuerzos por dañarme son inútiles, iluso humano, necio solo has conservado la vida hasta ahora porque yo te lo he permitido, es por eso que me perteneces, yo decido tu destino.

Nigen se encontraba mal herido, le costaba reincorporarse, desde el suelo el pudo verlo como se acercaba a él, su mirada era perversa, sus ojos era como una hoz afilada, lista para segar.

-Más tu atrevimiento ha sido mucho, mal siervo, debería castigarte…-alzó su puño contra él.

-Déjalo en paz ¿No es contra mi tu ira?

-Mi pequeña Kaiane, ciertamente eres presuntuosa, pero no sabes lo equivocada que estás, no solo tú eres mi objetivo, mi venganza alcanza a toda la humanidad… solo que tú me atraes más…

-No permitiré que lo lastimes-sostenía entre sus manos una espada, pequeña en tamaño, liviana y manejable, sumamente afilada por ambos filos.

-¿Tanto te importa el mortal?, por favor ambos sabemos que serías incapaz de atravesar a tu propio hermano con tu espada.

-¿Por que no?, recuerda que sangre tuya también corre por mis venas, si tú no sabes respetar a tu hermana, yo tampoco tendría por que detenerme por nuestro lazo familiar.

-Atácame entonces, porque una vez acordado que no hay privilegios ni contemplaciones por nuestra hermandad, sino atacas tú lo haré yo, y te aseguro que suficiente me sería un solo ataque para quitarte la vida

Kaiane sabía que no había marcha atrás así que se dispuso a atacar, cuando un ataque sorpresivo de Nigen derribó a Káiser.

Kaiser yacía en el suelo con la espalda sangrante, múltiples dagas estaban incrustadas en su espalda, Nigen a muy corta distancia las arrojó contra él. Nigen se encontraba feliz de ver que era posible herir a Káiser.

-¡Vamos Kaiane, es tiempo de tú venganza! ¡Atraviésalo con tu espada, yo lo desgarraré con mis dagas!-Más ella no se inmutó-Que ocurre Kaiane, ¿No lo deseas ver acabado tanto como yo?

-¡Nigen corre!
-¿Qué dices?
-¡Corre, el no está muerto!

Una ráfaga de energía arremetió contra Nigen, este rápidamente se cubrió con sus alas mecánicas, pese a ello el ataque lo arrojó lejos y lo dejó seriamente herido, sus alas quedaron totalmente fundidas.

Káiser se reincorporó e instantáneamente voló hasta donde se hallaba Kaiane y se aferró a su cuello con ambas manos.

-Debiste haberme matado cuando podía ahora yo te mataré a ti-La estranguló hasta que Kaiane perdió el sentido.

-Déjala…toma mi vida… toma mi vida pero déjala libre a ella…te ofrezco mi vida por que la perdones

-A Káiser le divirtió mucho la situación y soltó a Kaiane

-Nada como el sacrificio por la persona que se ama- se burló- ¿Realmente te interesa ella no es verdad?, muy bien has conseguido posponer por un tiempo más su muerte, pero tú mi generoso cautivo, tú vivirás para ver como la hago mía, pues a partir de ahora ambos me pertenecen, ¡Serán mis primeros esclavos de entre muchos!-sentenciaba entre carcajadas, tomó a Kaiane entre sus brazos y alzó vuelo ante los ojos impotentes de Nigen.

-¡Kásise no te atrevas a ponerle un dedo encima! ¡Me escuchas! ¡No te atrevas!...
¡Kaiane! ¡Kaianeeee!-las lamentaciones de Nigen hacían feliz a Káiser.

Nigen intentó levantarse pero su cuerpo estaba muy herido, a demás con su equipo destruido no podía volar tras ellos, contempló simplemente como la mujer que el amaba desaparecía en la inmensidad del cielo.